Un lunes de julio.
Una tarde calurosa, de esas en donde todo el mundo parece sonreír o por lo menos todos los que están fuera. Una pareja (supongo por los besos) se llenan uno del otro, con muestras de afecto, sentados en las rocas que se apilan como muro en la plaza, todo parece perfecto, mientras se demuestran su cariño y en un momento el ojo de la envidia y las criticas los capta con sus pinceladas rápidas actúa y parece que la noticia de la tarde y el paisaje que compartían llego rápido a todos y todos parecían felices de la tarde y de los besos al interesarse de la buena nueva, un buen día afuera seguía para todos menos para los que se besaban ya que cuando todos se enteraron ellos fueron poco a poco olvidando los besos mientras una nube los cubría.